Halloween, Día de Muertos y maldiciones del fútbol

Un año más llega Halloween, la víspera del día de Todos los Santos. Mientras desempolváis vuestros disfraces para esta noche, vamos a irnos hasta México, un país muy rico en tradiciones. Allí y en otros países de América Latina el 1 de noviembre celebran el Día de Muertos, una celebración en la que se honra a los difuntos para celebrar la vida y que la Unesco ha reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.  

Sus orígenes son anteriores a la llegada de los españoles y se cree que las civilizaciones prehispánicas lo conmemoraban ya hace tres mil años. Desde entonces se rinde homenaje a los difuntos y se celebran una serie de ritos y tradiciones en torno a la muerte para venerarla, espantarla e incluso para burlarse de ella. Es una fiesta que, a pesar de la creciente influencia del Halloween gringo, todavía se celebra en todo el país. Si alguna vez váis a México por estas fechas no conviene que os la perdáis porque es todo un placer para los sentidos. Si no lo creéis, mirad este vídeo con música de Café Tacuba.

Pero como en Deporadictos sobre todo hablamos de deporte, vamos a dejaros con unas historias de terror y maldiciones sobre el fútbol mexicano, el Balón de Oro y la Copa de Europa de la original videobloguera Stephany Fuentes.

La banda sonora de la NBA

La NBA está a punto de arrancar. Para abrir boca queremos poner música a la mejor competición de baloncesto del mundo. Si hay un género que en los últimos años se identifica más con el baloncesto es el rap. Empezamos con nuestro producto nacional, con el particular homenaje de Tote King al baloncesto de los 80.

Los propios jugadores de la NBA también hacen sus pinitos en la canción para promocionar la competición. Como Shaquille O´Neal, que presentaba así la conflictiva temporada anterior que se inició extraordinariamente en diciembre tras solucionarse el cierre patronal. En el vídeo queda claro que Shaq no tiene un gran futuro como cantante pero moverse así con 150 kilos y 2,15 metros tiene su mérito, no se puede negar.

Tras este pequeño aperitivo mañana os ofreceremos todas las claves del nuevo curso del mejor baloncesto del mundo. Antes, no dejéis de ver este último vídeo.

Iker y Xavi, el Premio Príncipe y las hemorroides

Por Daniel Riobóo Buezo (@danirioboo)

Billy Wilder decía que «los premios son como las hemorroides, antes o después le llegan a todo el mundo«. La afirmación del genial director austríaco es una exageración aunque bien sabía de lo que hablaba ya que, entre otros galardones, recogió hasta cinco Oscar a lo largo de su carrera.

En lo que no le falta razón al gran Wilder es en lo controvertidos que los premios pueden llegar a ser. Dejando a un lado al oscuro Henry Kissinger y su incomprensible Nobel de la Paz, vamos a centrarnos en temas más amables, más concretamente en el Premio Príncipe de Asturias de los deportes que se entrega hoy en Oviedo. Este año los galardonados han sido Iker Casillas y Xavi Hernández. Las razones del jurado, entre otras, que ambos «simbolizan los valores de amistad y el compañerismo más allá de la máxima rivalidad de sus respectivos equipos» y porque «han mostrado una actitud conciliadora que ha limado las tradicionales diferencias entre jugadores y aficiones». Es decir, por haber enterrado el hacha de guerra tras la escalada bélica en los Clásicos.

Iker y Xavi, en 1999 y en la actualidad, amigos para siempre.

Dos premios Príncipe en tres años

Teniendo esto en cuenta, el jurado bien podría haberles otorgado el premio de la Concordia porque el de los deportes ya se lo dieron en 2010 cuando la selección española de fútbol fue justamente reconocida por sus éxitos deportivos y sus valores. Nadie duda de la exitosa y ejemplar trayectoria de Iker y Xavi pero, ¿no es precipitado premiarles de nuevo solo dos años después? ¿No podrían haber esperado a su retirada para reconocer sus trayectorias? En este año olímpico había grandes candidatos entre los finalistas. Entre ellos el Comité Paralímpico Internacional, el triatleta Javier Gómez Noya, la esquiadora Anja Paerson o el alpinista Reinhold Messner.

Aún así, no es el primer Príncipe de Asturias de los deportes polémico. Lo es especialmente el de 2005. Fernando Alonso fue galardonado antes incluso de ser campeón del mundo por primera vez. Además, tras lo ocurrido esta semana, ya se escuchan numerosas voces que piden retirárselo a Lance Armstrong, premiado en el año 2000 tras su segundo Tour, de nuevo de forma precipitada.

Fernando Alonso, «el otro» Príncipe de Asturias.

De Iker y Xavi a Iker y Xabi

Pero entre los candidatos de este año no estaban Iker y Xabi. No, no es una errata, estamos hablando de Iker Martínez y Xabi Fernández, los regatistas de la clase 49er, campeones olímpicos en 2004, plata en Pekín 2008 y también campeones de Europa y del mundo, aunque en Londres 2012 no tuvieron suerte. Primero el COE les ofreció ser abanderados del equipo español pero finalmente declinaron la invitación al estar entrenando lejos de la capital británica. Así, fueron sustituídos como estandartes por Pau Gasol y finalmente tampoco pudieron llevarse el gato al agua con una nueva medalla olímpica.

Entre las dos parejas, la futbolística y la regatista, existen varias coincidencias curiosas. Además de los nombres comunes y los títulos conseguidos, los campeones de vela navegan juntos desde 1999. Ese mismo año Iker y Xavi comenzaron su «estrecha amistad desde que ganaron con la selección el mundial sub 20 de Nigeria en 1999» según reza otra de las razones de concesión del Príncipe de Asturias.

Iker Martínez y Xabi Fernández en plena regata.

Vidas paralelas, reconocimiento dispar

Pero aquí terminan las coincidencias, desafortunadamente para los regatistas. Recientemente anunciaban su separación mientras la amistad de los dos futbolistas sigue viento en popa a toda vela. De nuevo, el jurado del premio Príncipe: «el paso del tiempo ha fortalecido esa relación por encima de los enfrentamientos y pasiones». Vidas paralelas para lo bueno, no tanto para lo malo, aunque los campeones olímpicos siempre pueden reconciliarse y volver a lo más alto.

Como conclusión solo podemos decir que los regatistas también merecen ser reconocidos, como tantos otros deportistas de disciplinas minoritarias. No son tan populares como «El Santo» y «Pelopo» y quizá por eso lo necesitan más. Y, sobre todo, no debemos olvidar que el mejor premio en el deporte es vencer en los campeonatos y, si es con honestidad, sin atajos y de forma ejemplar, mejor que mejor. Y, a ser posible, sin hemorroides.