Los nuevos retos del balonmano español

La selección de balonmano ha conseguido lo que no pudieron hacer las de fútbol o baloncesto, llevarse su mundial, alcanzar la gloria jugando en casa, un empeño que puede ser incluso más difícil que lograrlo fuera pues la responsabilidad de obtener un éxito como anfitrión puede llegar a atenazar a los jugadores. Para comprobarlo, sólo hay que ver los casos del fútbol, con el naufragio en el mundial de España 82 o el decepcionante quinto puesto en el de baloncesto de 1986 cuando tan sólo solo dos años antes había sido medalla de plata olímpica. La selección de Valero Rivera sí ha conseguido ser profeta en su tierra habiendo asumido desde un principio su condición de favorito para ganar el oro sin descargar la responsabilidad en ningún momento. Además, también ha creado su propia seña de identidad. Si la selección de fútbol es La Roja y la de baloncesto es conocida como la ÑBA, la de balonmano ha acogido de buen grado el apelativo de “Los Hispanos”.

«Los Hispanos» han logrado el deseado éxito deportivo y mediático en el mundial.

La búsqueda de una mayor repercusión mediática y de más público en las canchas

Pero el balonmano no ha sido bien promocionado hasta ahora para llegar a más público y aumentar su popularidad más allá de las tres semanas del evento. El mundial ha ido creciendo en impacto y ese tirón debería canalizarse en una mayor repercusión mediática y de asistencia de espectadores en la liga Asobal. Si al principio fue Teledeporte quién lo emitía con audiencias de un 5%, los cuartos ya subieron al 8%, la semifinal al 11% (ya emitida en la Primera) y la final registró un muy estimable 21% de cuota de pantalla con tres millones y medio de espectadores, un muy buen resultado pero aún lejano del que este deporte obtiene en países como Dinamarca, Alemania, Francia o Polonia, donde hasta el 50% de los espectadores sigue a sus selecciones en los partidos decisivos de los grandes campeonatos. Pero sin duda es un dato que invita al optimismo y debería aprovecharse la atención que el balonmano ha generado estos días para conseguir un mayor seguimiento tanto en los pabellones como en la televisión, ya que las audiencias de la liga Asobal dejan mucho que desear.

Ahora, llegarán algunos cambios, en lo deportivo y lo institucional. Alberto Entrerrios deja paso a los más jóvenes en la selección como antes del campeonato lo dejó también Juanin García cuya polémica no convocatoria para el mundial se ha demostrado un acierto pues ha permitido asentarse al hijo del seleccionador (Valero Rivera Folch) y al joven Aitor Ariño, que hasta hace poco jugaba con la selección junior y serán la base del equipo del futuro junto a otros jóvenes como Álex Dujshebaev (el hijo del mítico Talant que ya despunta en el Balonmano Aragón) o el portero Gonzalo Pérez de Vargas. Pero el cambio más importante llegará en la federación española, ya que Juan de Dios Román concluye su periodo presidencial y en las próximas elecciones destaca un nombre, José Javier Hombrados, dispuesto a cambiar el chándal por el traje y a relanzar el balonmano para que sea más practicado y «consumido».

El éxito de España en el mundial de balonmano debería ser utilizado para ayudar a un deporte que ha sufrido como pocos el azote de la crisis. A la sombra del todopoderosos fútbol y del baloncesto, cuya liga ACB es aún considerada la segunda del mundo tras la NBA, el balonmano español ha sufrido la huida de patrocinadores como pocos deportes. Si hace unos años los equipos españoles copaban las finales europeas de balonmano y la liga Asobal rivalizaba con la Bundesliga alemana, ahora ha perdido vigor y las estrellas han empezado a emigrar. Lo resumía muy bien Viran Morros tras la final del mundial: “Necesitamos que las instituciones y las empresas apuesten por nosotros, si no, un éxito como este es muy difícil que se vuelva a producir”.

Para Viran Morros, el apoyo de empresas e instituciones es vital para poder conseguir más éxitos deportivos.

El exilio forzoso de las estrellas ante la crisis

Y es que la crisis ha repercutido en el exilio forzoso de algunos de los mejores jugadores nacionales. Para ilustrarlo sirve un dato. De los 16 campeones del mundo en Túnez 2005, todos jugaban en España mientras que, ocho años después, de la selección actual, hasta seis jugadores han tenido que salir fuera de nuestras fronteras para aspirar a unas condiciones que los clubes en España ya no les pueden ofrecer. Una emigración como la que ocurre en cualquier ámbito de la vida económica cuando los mejores científicos o ejecutivos buscan un futuro mejor fuera de nuestras fronteras. Una fuga de talentos, pero también de cerebros, pues para llegar a lo más alto en cualquier deporte profesional se necesita tener la cabeza bien amueblada.

Así, algunos de los mejores jugadores españoles han emigrado en los últimos dos años. Entre ellos el destino más común es Francia. En el HBC Nantes hay hasta tres campeones del mundo, Alberto Entrerrios, Jorge Maqueda y Valero Rivera Folch mientras que el portero Juan Carlos Sierra pone a buen recaudo la meta del Paris Sant Germain en donde también le acompaña Antonio García. A Alemania también emigran algunos jugadores como el pivote Gedeón Guardiola, jugador del Rhein Neckar Lowen. Además, Cristian Ugalde, lesionado de última hora para el mundial, ha recalado esta temporada en el Veszprem húngaro donde le entrena el ex jugador Antonio Carlos Ortega, en una liga que crece y en la que también ejerce el seleccionador que hizo a España campeona del mundo en Túnez 2005, Juan Carlos Pastor. Y esto entre los 16 campeones porque hay más casos de jugadores españoles que han tenido que emigrar a otras latitudes para buscar un futuro mejor. Del resto de campeones, siete ejercen en el FC Barcelona, dos en el Atlético de Madrid (Julen Aguinagalde y Joan Cañellas) y Carlos Ruesga en el Ademar León, un grande que empieza a sufrir también apuros económicos.

Alberto Entrerrios, tras proclamarse campeón del mundo, uno de los emigrantes de «oro» en Francia.

El balonmano femenino, cuando la emigración es norma

En el caso de las chicas, se da el mismo fenómeno, incluso acentuado. Pero no es noticia porque el deporte femenino en España solo recibe la atención mediática en los grandes eventos, cuando las medallas de los Juegos Olímpicos (11 de 17 para las mujeres en Londres 2012) les conceden un protagonismo que el resto del año brilla por su ausencia. Las “guerreras” fueron bronce (como en el mundial 2011) y tuvieron una destacada presencia mediática que caducó tan pronto como la citá olímpica. En su caso, la emigración no viene de ahora, es una norma porque la liga femenina de balonmano prácticamente no permite ejercer el deporte de forma profesional. Las mejores jugadoras españolas destacan fuera de nuestras fronteras y hasta 12 de las 16 que jugaron el último europeo lo hacen fuera de nuestras fronteras, principalmente en Serbia, Dinamarca, Francia y Rumanía, países donde el balonmano femenino es  casi o más seguido que el masculino y donde sus jugadoras son estrellas del deporte.

Las Guerreras, emigrantes forzosas pese a sus éxitos con la selección.

La liga Asobal, de dominadora europea a la lucha por la supervivencia de los clubes

Volviendo al balonmano masculino, la propia liga Asobal no tiene una gran empresa que la patrocine. En fútbol, un gran banco está detrás tanto de la primera como de la segunda división y lo mismo ocurre con el baloncesto, donde una de las principales eléctricas da nombre al campeonato liguero. Pero el balonmano no lo tiene un patrocinio, como tantos equipos que han visto como sus espónsors recortaban el presupuesto o directamente lo retiraban. Y es que ya se sabe que en tiempos de recortes, lo primero en lo que dejan de invertir las empresas es en publicidad y patrocinios, aunque posiblemente es cuando debería ser más necesario. Sería deseable que volvieran al deporte con la aprobación de la inminente ley de mecenazgo con importantes desgravaciones para los patrocinadores de equipos deportivos o la autorización a las marcas de cervezas para poder volver a soportar publicitariamente competiciones y equipos.

El Ciudad Real pasó de ser el dominador europeo a un traslado a Madrid por la falta de apoyos.

 

Y es que, salvo el FC Barcelona y el Atlético de Madrid, con el recurso de contar con un presupuesto cuantioso al estar cobijados bajo sus clubes de fútbol, los mejores equipos de los últimos años han sufrido la falta de apoyo de empresas e instituciones. Entre ellos destacan la desaparición de los exitosos Teka Santander o Portland San Antonio de Pamplonaque tras ser emblemas del continente europeo no pudieron sobrevivir al abandono de sus poderosos patrocinadores. Otros como Bidasoa o Granollers han podido continuar aunque con una dimensión y aspiraciones deportivas mucho menores. Una suerte que también podría correr el Valladolid, que ha tenido que vender a sus estrellas para confeccionar una plantilla llena de jóvenes con la que este año va a sufrir para poder mantener la categoría. Y también el Balonmano Aragón, el último equipo en acogerse al concurso de acreedores. Tampoco hay que olvidar que la reconversión del triunfal Ciudad Real en el Atlético de Madrid se ha producido porque el equipo manchego vió desaparecer las ayudas del gobierno de la región y de su propia ciudad, endeudados como tantos otros. Así, tenemos una liga Asobal donde los equipos sufren por mantenerse y tan sólo el FC Barcelona y el Atlético tienen unas plantillas competitivas a nivel europeo. Una tendencia que ahora, con el impulso de la celebración del mundial en España y el gran éxito deportivo debería invertirse para mejorar la salud de un deporte espectacular que merece recibir más atención y una mayor popularidad.

La selección española de balonmano repite como campeona del mundo tras arrollar a Dinamarca en la final perfecta

Crónica publicada en Zoomnews.es el 27 de enero

Pocas selecciones pueden presumir de contar con dos títulos mundiales en su palmarés. España es una de ellas. Han pasado ocho años del primer gran éxito mundial de la selección española de balonmano y solo dos jugadores han conseguido mantenerse a flote desde aquel campeonato de Túnez. Alberto Entrerríos y Albert Rocas, dos jugadores con nombre de pila casi idéntico pero con características deportivas muy diferentes, son los dos únicos supervivientes de aquel magnífico título cosechado en 2005. Los dos, con 36 y 30 años respectivamente, han sido dos de las piezas claves de Valero Rivera para mantener un bloque compacto, capaz de arrollar a la todopoderosa Dinamarca en una final de ensueño (35-19).

La final ante Dinamarca ha supuesto la despedida de Entrerríos que ha terminado el torneo “exhausto y casi sin fuerzas pero muy feliz por terminar mi carrera con la selección de la mejor manera posible”. Sobre la final, “nunca había podido imaginar una victoria así de clara, aunque sí la había soñado, porque soñar es gratis». Aunque no puede quedarse con ninguno de los dos mundiales, el gijonés sí los diferencia “el primero fue el de la ilusión y este es el de la despedida” aunque también encuentra similitudes “los dos los hemos ganado por una amplia diferencia y contra las selecciones más potentes del momento, entonces Croacia, ahora Dinamarca”. En la despedida un recuerdo especial, “se lo dedico a mi mujer por la cantidad de horas que me ha quitado la selección ya que ahora por fin podré ayudarla más con los chiquillos».

Los jugadores de España celebran el segundo Mundial / Alex Caparrós

Albert Rocas, joven en el oro de Túnez 2005 y más maduro en el actual éxito, tampoco tiene preferencias, “el primero me hizo mucha ilusión al ser muy joven y este por haberlo podido ganado en casa” y tampoco había soñado con una victoria tan clara “entonces también ganábamos muy claramente y al final los croatas maquillaron el resultado mientras aquí no hemos bajado el ritmo, nuestro partido ha sido impresionante”. Su dedicatoria, para su mujer y su niño con el que juguetea escondiéndose tras los paneles de los patrocinadores.

España rozó la perfección

Sterbik fue el hombre más brillante del conjunto de Valero Rivera / Alex Caparrós

Sterbik fue el hombre más brillante del conjunto de Valero Rivera / Alex Caparrós

 Los grandes equipos dan lo mejor de sí en las grandes ocasiones. España podía haber salido nerviosa, temido a su bestia negra, sospechar de los desafortunados antecedentes como anfitrión, pero ha hecho todo lo contrario, el mejor partido en el día clave y ante el rival más temible. Como en la final de Túnez 2005 contra Croacia (40-34 entonces), rozando la perfección, ayer incluso más que aquel día, dejando en 18 goles al mejor ataque del mundial y consiguiendo la mayor diferencia jamás vista en una final, el partido que quedará grabado en la historia del balonmano español.

El duelo tuvo poca historia por la superioridad absoluta de los pupilos de Valero Rivera. España comenzó muy metida en el partido, frenando la habitual salida en tromba de Dinamarca con un 3-0 de inicio que encendió a un Sant Jordi que hoy sí ha respondido y ha disfrutado de lo lindo sin prácticamente sufrir. La defensa superlativa de ‘los Hispanos’ frenaba la fluidez danesa y en ataque, un inesperado Antonio García y un de nuevo inspiradísimo Joan Cañellas (7 goles en 8 lanzamientos), provocaban que España siempre fuera con dos goles de ventaja. Atrás, una defensa 6-0 muy agresiva y con un Sterbik de nuevo inspirado hacían el resto.  El portero danés Niklas Landin también respondía y conseguía que Dinamarca no encajara aún más goles en una primera parte casi perfecta que terminaba con un 18-10. Algo muy difícil de levantar y más contra un equipo local con una determinación increíble para no dejar pasar la ocasión de colocar la segunda estrella en la camiseta.

 En la segunda parte, más de lo mismo, sin concederse un instante de relajación, sin permitir siquiera a la hasta ayer todopoderosa Dinamarca llegar a soñar con la remontada. Con una muralla defensiva que convirtió a la selección danesa en un equipo impreciso, perdiendo balones continuamente, maniatado y hasta acomplejado por momentos, la sombra de lo que había sido hasta la final. Hasta hoy anotaba 34 goles por partido pero España la ha sacado del partido de principio a fin decidiendo el choque en el minuto diez de la segunda parte cuando un 26-12 dejaba a los daneses sin opciones.

Jorge Maqueda cumplió su promesa; salió a la cancha en calzoncillos / Alex Caparrós

Jorge Maqueda cumplió su promesa; salió a la cancha en calzoncillos / Alex Caparrós

Mikkel Hansen, estrella del equipo nórdico y nombrado mejor jugador del torneo, lo dejaba claro en la zona mixta en un más que correcto español: “Hoy hemos perdido contra un equipo que ha jugado mucho (lo repite hasta cinco veces) mejor que nosotros en todos los aspectos y no hay nada más que decir”. Pues eso, rendidos ante la evidencia de la superioridad de España.

Sterbik, el muro que Dinamara no ha podido superar

Junto a la defensa y a un impresionante contragolpe, el protagonismo en la victoria española fue para Arpad Sterbik, de nuevo decisivo como en la semifinal, un muro, un imán para los balones hasta desesperar al hasta hoy mejor ataque del campeonato con un total de doce paradas, más del 40%. Y en ataque, de nuevo el reparto. Si en octavos los puñales fueronVíctor Tomás y Albert Rocas y en cuartos Alberto Entrerríos y Julen Aguinagalde, tanto en la semifinal como en la final lo ha sido Joan Cañellas. El catalán ha sido el brazo ejecutor aunque estuvo bien acompañado de un Jorge Maqueda en estado de gracia durante la segunda parte, puro coraje el zurdo de Toledo. Y puro desparpajo, pues tras el partido recorrió la pista en calzoncillos, cuestión de promesas de vestuario.

En los últimos minutos, tiempo para que todos pudieran disfrutar de la fiesta, Aitor Ariño, Carlos Ruesga y un José Manuel Sierra que salió para sustituir al hombre de la noche, al serbio que un día quiso ser español. “Quillo” Sierra tenía tiempo para lucirse con tres paradas y  afirmaba expresivo tras el partido que “hoy Sterbik ha bajado la persiana y no había quién le metiera un gol, ha demostrado que es el mejor portero del mundo”. Y es que la portería ha sido uno de los factores que han conseguido que esta España de Valero Rivera haya hecho historia llevándose su campeonato en una final que será recordada durante mucho tiempo, como aquella de Túnez 2005 en la que también estuvieron dos de los grandes protagonistas del partido.

Y tras el partido, la fiesta en la cancha y la recogida de medallas a la que Valero Rivera, en un gran detalle, invitaba a los tres jugadores a quienes las lesiones privaron de contribuir al éxito, José Javier Hombrados, Raúl Entrerrios y Cristian Ugalde. La victoria de España es una fantástica noticia pero debería ir más allá del gran éxito deportivo, tiene que servir para relanzar el balonmano, ya que como Viran Morros asegura, “es un deporte espectacular pero necesita el apoyo de las entidades y las empresas para poder volver a tener una liga Asobal muy fuerte y porque, si queremos volver a tener un éxito así, tienen que apostar por nosotros”. Que así sea.

 

España: la mejor defensa para culminar el sueño del Mundial

Artículo publicado en Zoomnews.es el 26 de enero de 2013

Desde el comienzo del mundial, Valero Riveraseñaló la defensa como el factor que podría llevar a España a conquistar su segundo Mundial. Y sus pupilos se aplicaron en cumplir la lección, tanto que la selección es el equipo que menos goles por partido ha encajado en la competicición, poco más de 20, un bloque compacto por encima de las individualidades y donde en cada partido cambian los protagonista ofensivos. Mientras, Dinamarca se ha caracterizado por su juego dinámico en ataque y es el equipo más eficaz ofensivamente con 272 goles, 34 en cada ocasión. En los nórdicos destacan la velocidad y acierto de sus extremos y su mortífero contraataque con Anders Eggert, el mejor en la semifinal contra Croacia, máximo goleador y en estado de gracia durante todo el torneo.

Así, la mejor defensa tendrá que frenar al mejor ataque para poder ser profeta en su tierra, como ya ha conseguido hacerlo en las segundas partes contra Alemania y Eslovenia donde maniató las ofensivas rivales. Como señalaAlbert Rocas, “la clave es parar su contraataque para que no corran y sus extremos no puedan tener oportunidades”.

Otra de las claves también estará en la inspiración en la portería, una faceta en la que José Manuel Sierra en cuartos y Arpad Sterbik en semifinales han sido decisivos para España, como ayer lo fue Niklas Landin para los daneses, quizá el mejor portero del mundo en la actualidad.

Alberto Entrerrios aspira a despedirse de la selección por todo lo alto / Álex Caparrós.

Y es que Dinamarca llegará crecida tras su gran victoria ante Croacia. Para Mikkel Hansen, uno de los mejores jugadores del mundo, tras eliminar a  los balcánicos, “el mejor equipo del torneo a mi juicio”, la clave de la final será  “tener velocidad en las piernas y en las manos, tanto en defensa como en ataque para tratar de imponer un ritmo alto de juego” y advierte que “jugar contra España en su casa no nos asusta porque el año pasado ya fuimos campeones de Europa contra Serbia en Belgrado”.

Tres derrotas contra Dinamarca en los últimos tres campeonatos

Contra Dinamarca, los precedentes más recientes no son nada positivos. Hace dos años venció a España en las semifinales del mundial para luego caer en la final con Francia en una cita en la que España fue bronce. Despuès, en los Juegos de Londres, los daneses se impusieron a “los Hispanos” en la segunda fase aunque luego ambas selecciones cayeron en cuartos de final. Más dolorosa fue la semifinal del europeo del año pasado en donde derrotaron a los de Valero Rivera por un solo gol antes de ser campeones. Pero para el seleccionador “no desprecio la plata porque no la hemos conseguido nunda en mi época pero queremos ser campeones”, un oro que culminaría el abrumador palmarés de una leyenda del balonmano mundial desde el banquillo del FC Barcelona.

La final será la quinta para la selección en una gran competición tras el oro de Túnez en el mundial 2005 y las tres platas europeas conseguidas en los años 96, 98 y 2006. Los antecedentes como local no son los mejores, pues en el Campeonato de Europa de 1996 la entonces poderosa Rusia asaltó Sevilla en la final llevándose el triunfo por un solo gol y en los Juegos de Barcelona España tuvo que conformarse con ser quinta.

Para Dinamarca, es su tercera final en los últimos cuatro torneos donde sólo falló en la cita olímpica de Londres. Perdió la final del anterior mundial contra Francia pero el año pasado fue campeona de europa ante Serbia en Belgrado. En esta ocasión, el seleccionador danés Ulrik Wilbek, campeón de todo con la selección femenina danesa (europeo y olímpico en 1996 y mundial en 1997) antes de tomar las riendas de la masculina, considera a España favorita aunque señala que “estamos donde queríamos estar, hemos sido campeones de Europa dos veces pero nunca campeones del mundo. Es nuestro sueño y queremos cumplirlo el domingo. España es un equipo muy rápido, como nosotros y preveo un partido muy ajustado.

La final se prevé de poder a poder, por lo que el jugar en casa tendría que ser decisivo, pese a que la grada del Sant Jordi en semifinales estuvo muy lejos de las de Zaragoza o Madrid a la hora de animar. Algo que desean los jugadores, “espero que se caliente más para la final” en palabras del pivote Gedeón Guardiola, acostumbrado a los ambientes caldeados de la Bundesliga alemana. Lo mismo opinaba el especialista defensivo Viran Morros, barcelonés, que señalaba  tras la semifinal que el pabellón había estado un poco frío y necesitaban más apoyo para la cita decisiva. Un aliento que, en palabras del gran capitán,Alberto Entrerrios, curtido en mil batallas, es fundamental para “meter presión sobre el rival e incluso sobre los árbitros, aunque deportivamente” apuntilla antes del que será su último partido como internacional.

En busca de una mayor repercusión mediática y de la vuelta de los patrocinadores

Aficionadas danesas / Álex Caparrós.

Aficionadas danesas / Álex Caparrós.

 El otro apoyo que se espera es el de las audiencias televisivas, que han ido creciendo poco a poco y que, como señalaba Albert Rocas tras la semifinal, “debe ser considerado otro éxito porque que el balonmano sea seguido masivamente es algo que este deporte necesita mucho”. La semifinal la vieron casi un millón cuatrocientas mil personas en la Primera, algo menos de un 11% de los que en ese momento veían la televisión pero superior a las de octavos o cuartos de final con un 5% y casi un 8% respectivamente en Teledeporte. Para la final se espera y se desea un seguimiento multitudinario que ayude a relanzar este deporte.

 Y es que aunque las audiencias van creciendo durante el mundial aún quedan lejos del impacto del balonmano en Francia, Alemania o, en este caso, Dinamarca donde medio país sigue a su selección por televisión en los grandes torneos, cuando el segundo deporte nacional supera incluso al todopoderoso fútbol y el país se paraliza. Mientras, en España, el balonmano nunca ha llegado a ser masivo (tiene una feroz competencia en otros deportes) y necesita imperiosamente una mayor repercusión para evitar la huida de más patrocinadores tras la desaparición de equipos míticos como el Portland San Antonio pamplonés o la reconversión del Ciudad Real en el Atlético de Madrid, por citar solo algunos ejemplos. También necesita ese impacto e inversión para que los mejores jugadores nacionales no tengan que emigrar y vuelvan a hacer de la liga Asobal un referente en Europa. En definitiva, una final para invertir los precedentes con Dinamarca y soñar con un nuevo éxito del deporte español y, también, por qué no, con un futuro mejor para el balonmano.