La banda sonora de la pandemia

Daniel Riobóo Buezo

No hay momento histórico que no sea recordado con una determinada banda sonora de canciones con los que se termina identificando a lo largo del tiempo. Así, cuando pensamos en la Primera o la Segunda Guerra Mundial nos vienen a la cabeza Lili Marleen de Norbert Schultze o Bella Ciao, la canción popular de los partisanos italianos. Si avanzamos unos años, el gran salto para la humanidad que supuso la llegada del hombre a la luna siempre lo recordamos con los acordes del Space Oddity de David Bowie. O si miramos a Portugal, la Revolución de los claveles se inició con la canción Grandola, Vila Morena que compuso José Afonso e inmortalizó la gran dama del fado Amalia Rodrigues.

La pandemia del coronavirus sin duda va a suponer un antes y un después en el siglo XXI y en la vida de varias generaciones. Seguro que en los próximos años surgirán numerosas obras culturales sobre ella pero mientras aún la sufrimos, en la música estamos viendo conciertos y festivales online y también hay determinadas canciones que se están convirtiendo en icónicas.

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[El festival online ‘Yo me quedo en casa’ es una de las iniciativas surgidas en el confinamiento]

Canciones que resurgen con la pandemia

Si hablamos de la canción del confinamiento, probablemente la más popular sea el “Resistiré” del Dúo Dinámico, que hemos escuchado casi a diario desde nuestros balcones tras los aplausos a los sanitarios. Además del resurgimiento del tetma original hemos visto como se presentaban diferentes versiones durante las últimas semanas, como ésta en la que más de 30 artistas españoles se han unido para destinar la recaudación a Cáritas. 

También hay otra canción, en este caso italiana, con la que muchos nos levantamos cada día al escuchar la radio y que ha rebasado los propios límites del programa que la ha popularizado. Tras el monólogo de Carlos Alsina en Onda Cero, siempre suena ‘Facciamo finta che’, una canción italiana de 1975 de Ombretta Colli que reza que “finjamos que todo va bien”, un verdadero canto al optimismo en estos tiempos difíciles.

Otro clásico moderno que está volviendo a recuperar vigencia es ‘It´s the end of the world as we know it’, de REM. Michael Stipe contó que escribió la canción después de soñar que estaba en una fiesta de cumpleaños donde todos los invitados tenían las iniciales L.B., por eso menciona a Leonard Bernstein, Leonid Brézhnev o a Lenny Bruce. La letra es bastante críptica y la canta a toda pastilla. Básicamente es una crítica a la sociedad que les aliena pidiendo un cambio revolucionario que cambie todo. Cuando la cantaban en directo era el clímax de sus directos y se desataba la locura. El vídeo es del festival de Glastonbury de 1999. 

Nuevas canciones que ven la luz durante el confinamiento

A raíz del confinamiento hay muchos artistas componiendo canciones ad hoc sobre el confinamiento, la pandemia y el esfuerzo de la sociedad y de determinados colectivos. Y a menudo con fines benéficos. Uno de ellos ha sido Kiko Veneno. El artista andaluz ha compuesto ‘Hay gente’, su particular homenaje a los sanitarios en España y que repartirá todos los beneficios que genere a Médicos sin Fronteras.

¿Y qué decir del resurgir de los Rolling Stones? Tras ocho años sin entregar nuevo material, la banda de Mick Jagger se había recluido para grabar de nuevo antes de la pandemia y, a la espera de que su nuevo disco vea la luz en unos meses, nos han dejado un adelanto con ‘Living in a Ghost Town’. Aunque no fuera compuesta pensando en lo que nos esperaba, al final ha resultado ser una canción visionaria sobre las ciudades vacías que estamos viendo y que además tiene un aroma a los mejores clásicos estonianos de finales de los 70.

Por último, no hay que olvidar el último hallazgo, en este caso de Vetusta Morla. La banda madrileña, acompañada por un gran número de cantantes y bandas de la música española y latinoamericana actual, ha publicado ‘Los abrazos perdidos’, una maravillosa canción por el respeto y la dignidad de la Sanidad Pública y todos sus trabajadores. La dedicatoria es merecida y el gesto aún mejor ya que la recaudación por cada reproducción o descarga irá destinada a la investigación sobre el coronavirus en el Centro Superior de Investigaciones Científicas. 

Estas son sólo algunas de las canciones que están componiendo la banda sonora de la pandemia, seguro que cada uno de nosotros tiene muchas otras en su lista personal. Se admiten sugerencias para ampliar la de este artículo.

 

El día de la madre sin ella

Daniel Riobóo Buezo

Hoy es el día de la madre. Para mi es un día triste, para qué voy a negarlo. Lees y ves felicitaciones por todos lados y tu no puedes hacerlo, de hecho casi ni te acuerdas de cómo fue la última vez que lo celebraste junto a ella. Y así ha sido desde que tengo 18 años. Mi madre murió de un cáncer fulminante que se la llevó en apenas seis meses y con 50 años recién cumplidos. Ante sus continuas molestias, le diagnosticaron algo erróneo y, cuando le hicieron las pruebas adecuadas, ya era demasiado tarde para intentar salvarla.

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Me costó muchísimo superar su muerte y su ausencia. Era un adolescente excesivamente tímido y estaba muy unido a ella, la quería más que a nadie en el mundo y su enfermedad y desenlace me pilló en el peor momento posible. Tras irse y durante años, cuando alguien hablaba de su madre o me preguntaba por la mía intentaba evitar el tema. A veces hablaba de ella como si siguiera viva para no contar mis penas o cambiaba de tema rápidamente porque me seguía costando un mundo afrontarlo.

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Dicen que hay un hecho en tu vida que te cambia para siempre. Para mi, sin duda, fue ese. Me dejó destrozado durante mucho tiempo. Mi padre me llevó poco después un día a una psicóloga pero me cerré en banda y no quise volver más ni que me recetaran ninguna medicación que me pudiera animar artificialmente. Preferí intentar superarlo yo solo, muy probablemente me equivoqué, pero era demasiado reservado para contarle a nadie lo triste que estaba. Asimilarlo me llevó mucho tiempo, demasiado. Pero al final también creo que me hizo más fuerte para afrontar y relativizar otros problemas que han venido después, ya sean pérdidas de otros seres queridos, rupturas sentimentales o problemas laborales.

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Tengo un amigo que vivió una situación muy parecida y creo que tenemos muchas cosas en común y también pienso que sufrir aquello le hizo más fuerte. Un día me contó que su psicóloga le había dicho que, sin darse cuenta, buscaba una pareja que le recordara a su madre. Creo que a mi, en cierta forma, también me ha pasado lo mismo. Siempre, aunque sea inconscientemente, he buscado cualidades de ella en mis novias. Su alegría. Su nobleza. Su simpatía. Su generosidad. Hasta lo bien que bailaba o lo artista que era.

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A pesar de que han pasado 25 años desde que nos dejó, a mis hermanas, a mi padre y a mi nos sigue costando hablar de ella y nos da rabia que no haya podido conocer a sus cuatro nietos porque los habría querido con locura. También me da rabia darme cuenta de que cada vez tengo menos recuerdos de ella, en gran parte porque quien más la recordaba era mi abuela y se fue hace ya siete años.

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A través de los recuerdos de mi abuela y viendo como se emocionaba cada vez que hablaba de ella, también descubrí que si es duro perder a un padre o una madre, es infinitamente más doloroso perder a un hijo. Con la marcha de mi abuela, mi segunda madre también se fue. Por eso, quienes tenéis la suerte de tener a vuestra madre, aprovechadlo al máximo celebrando este día o cualquier otro momento junto a ella. Yo no puedo hacerlo pero, aunque me siga costando hablar de ella y cada vez tenga menos recuerdos suyos, la echo de menos cada día.

Diario de la cuarentena (14-22 marzo 2020)

Daniel Riobóo Buezo

Cada día desde el comienzo de la cuarentena estoy sacando un ratito, aunque sean cinco minutos, y escribiendo algún microcuento, reflexión o pensamiento sobre cómo nos afectan esta pandemia y la situación de confinamiento que estamos viviendo.

Sábado 14 de marzo de 2020

El coronavirus los separó. Uno, dos, cinco días, un mes, otro… La espera para verse de nuevo parecía interminable. Cuando la situación se normalizó ya no eran las mismas personas. Pero en la distancia su amor y deseo se habían reforzado. Nunca más volvieron a estar separados.

Domingo 15 de marzo de 2020

Las calles día a día comenzaron a quedarse desiertas y las casas terminaron de llenarse. La contaminación se fue evaporando y el planeta se alivió respirando. Las relaciones se alejaron en distancia y se acercaron en sinceridad. El individualismo se tomó vacaciones y la generosidad hizo horas extra. El virus se fue apagando y un mundo mejor comenzó a alumbrarse.

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[Foto que hice el sábado 14 de marzo en la confluencia de Gran Vía con la Plaza de Callao].

Lunes 16 de marzo de 2020

Tras años de recortes, la sanidad pública por fin recibió ayudas para frenar el contagio. Sus profesionales fueron reconocidos, admirados y hasta homenajeados cada noche desde los balcones. También farmaceúticos, cajeros y reponedores, camioneros, periodistas, policías. Todos ellos se convirtieron en héroes anónimos del servicio público durante unas semanas que algún día parecerán un mal sueño, una pesadilla que no olvidaremos jamás.

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Martes 17 de marzo de 2020

Según un viejo proverbio chino el simple aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. En el siglo XX las investigaciones del matemático y meteorólogo Edward Lorenz desembocaron en la teoría del caos y en el concepto del efecto mariposa. Según este, el aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York. Esta teoría sirvió para comprender las dinámicas atmosféricas y las predicciones meteorológicas y para afirmar que algo tan complejo como el universo es impredecible. Posteriormente se aplicó también para comprender la difícil relación causa-efecto en los fenómenos sociales. En 2020 el virus de un animal salvaje en China se extendió paralizando al mundo entero. Como el simple aleteo de una mariposa.

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Miércoles 18 de marzo de 2020

Estar en cuarentena significa estar confinado, encerrado, aislado. Teletrabajar implica duplicar tareas y sufrir dificultades técnicas y organizativas. Cuando nunca has experimentado una situación de privación de libertad de movimientos es frustrante. Cuando intentas teletrabajar sin estar las empresas ni las tecnologías preparadas por momentos en ocasiones es desesperante. La cuarentena supone una prueba psicológica de primer orden para todos. La resiliencia cobra más sentido que nunca. Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte. Si el coronavirus no nos mata lo que si es seguro es que nos hará más fuertes.

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[Mi rincón de trabajo. Dado que el WiFi falla, es necesario estar conectado directamente al router]

Jueves 19 de marzo de 2020 (San José, día del padre)

Este año el día del padre nos encuentra a todos en cuarentena. El mío nunca lo ha celebrado realmente, no es muy amigo de hacerlo, ni siquiera su cumpleaños. Pero creo que es un buen momento para homenajearle. Durante años discutimos mucho, por cuestiones personales y a menudo políticas, tuvimos incluso una mala relación. Supongo que es normal en la adolescencia y más si has vivido situaciones dramáticas en la familia como vivimos nosotros con la separación de mis padres y, poco después, con la temprana muerte de mi madre a la que él cuidó hasta el último día en un ejemplo de entrega y generosidad. Pero poco a poco la cosa empezó a cambiar entre nosotros. Yo fui madurando y él también fue entendiéndome mejor. Desde hace unos cuantos años nos llevamos mucho mejor. Seguimos pensando de forma muy diferente en muchas cosas pero ya prácticamente no discutimos, no merece la pena. No todos podemos pensar de la misma forma ni tener las mismas opiniones. De hecho sería demasiado aburrido. Pero nuestra comunicación es mejor que nunca. El es muy reservado pero me ha contado cosas que nunca había compartido conmigo antes y yo, que también soy reservado, también me he ido abriendo con él.

Ahora con la cuarentena por el coronavirus no nos estamos viendo pero hablamos a diario. Mi padre es muy previsor y está muy informado y, dada su edad, él mismo decidió empezar el confinamiento en casa días antes de que la decretara el gobierno adivinando lo que nos venía encima. También ha sido bastante reticente a las nuevas tecnologías. Y es algo cabezón, mejor dicho, muy cabezón. Pero finalmente mis hermanas y yo le convencimos hace un año y pico para que tuviera un smartphone. Poco a poco, como todos nosotros, se ha ido enganchando al aparatito y al whatsapp y tenemos una comunicación más fluida estando donde estemos e incluso nos manda memes y bromas. Ahora le hemos enseñado a hacer videollamadas y el otro día hicimos una toda la familia. Fue muy emocionante. Feliz día del padre papá. Te quiero.

PapáyJorgito[Mi padre, mi sobrino Jorgito en su quinto cumpleaños y yo (13 de abril de 2013)]

Viernes 20 de marzo de 2020

La primavera ha llegado a España y prácticamente ni nos hemos enterado por la epidemia del coronavirus y su consecuente y necesaria cuarentena. El tiempo es lluvioso y algo desapacible. Y el ambiente hosco, deprimente y nada festivo. El confinamiento afecta a todo y a todos. Los que pueden teletrabajar se estarán dando cuenta de que el teletrabajo no era la panacea y la mayoría probablemente esté trabajando bastante más de lo habitual. Al menos en mi caso llevo una semana sin parar con jornadas de once o doce horas de trabajo y además las redes se saturan con tanta población conectada. Y los que no pueden trabajar y tienen que permanecer en casa deben estar hastíados al no poder salir a la calle. Pero ojalá estos fueran nuestros mayores problemas. Pero no, cada vez hay más infectados y mucha gente grave y muriendo en los hospitales colapsados. Así que hoy la llegada de la primavera es realmente lo de menos. Al igual que tantas cosas, aplazaremos la celebración de su llegada para mejor ocasión. Y recemos para que sea cuanto antes.

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[El cuadro de la foto es «Alegoría de la primavera» (1478) de Sandro Botticelli, una de las obras maestras del renacimiento italiano. Está en la Galería Uffizi, en Florencia. Cuando todo esto pase espero poder ir allí para verlo in situ]

Sábado 21 de marzo de 2020 (Día internacional de la poesía)

Con tu hola tu adiós y tu mirada

me decías todo sin decirme nada

Una clase, una conversación banal

un guiño, un ya hablamos, un ya será

Un dame tu teléfono, nos mandamos ofertas

una vergüenza, una inseguridad

Un tendrá novio, que lástima

la vida ya proveerá

Tres años de silencio

un ¿la escribo? Un no soy capaz

Un reencuentro en una app

un el destino nos da otra oportunidad

Un venga, quedamos

un me gusta de verdad

Un volvamos a quedar

una chispa, un fogonazo

Una mujer maravillosa

que brilla y te da Paz

Un unamos nuestros presentes

que el futuro dispondrá

PazyYo[Con Paz el fin de semana previo a la cuarentena (Bilbao, domingo 8 de marzo de 2020)].

Domingo 22 de marzo de 2020

La capacidad de adaptación al medio del ser humano es increíble. Dicen los psicólogos que el tiempo en el que nos acostumbramos a una nueva situación o a crear un hábito es de 21 días. Creo que en situaciones excepcionales como la que estamos viviendo el plazo se acorta.

Hay que alabar la forma en la que la mayoría de la gente se ha adaptado a estar en cuarentena en sus casas. Para hacer más llevadero nuestro confinamiento, los músicos dan conciertos y organizan festivales online en instagram, las bibliotecas ofrecen gratuitamente miles de libros y hasta en los canales deportivos estamos pudiendo revivir gestas históricas como la final del mundial de Sudáfrica o las victorias más épicas de Miguel Induráin.

Pero la capacidad de adaptación también consiste en colaborar en la situación en la medida de nuestras posibilidades, bien sea a través de tu trabajo o dedicando parte de tu tiempo libre. Hoy he leído que se están creando redes de cocinillas que cocinan de forma altruista para los profesionales de la sanidad y les llevan o envían la comida cuando acaban sus turnos agotadores para que no tengan que preocuparse de ello. También tenemos el ejemplo de una jerezana de 84 años que se pasa nueve horas al día cosiendo mascarillas para los sanitarios. Y como estos, hay cientos, miles de ejemplos admirables. Deberíamos dedicarles también un aplauso a todos ellos.

CapturaMargarita
Margarita cose mascarillas para los sanitarios durante todo el día.